“Te dí la vida que debe ser atesorada. Los múltiples llamados que hago son para que sepas que la vida puede cambiar si te dejas llevar por mí a un Mundo mejor que te retribuya bondad”.
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“Te dí la vida que debe ser atesorada. Los
múltiples llamados que hago son para que sepas que la vida puede cambiar si te
dejas llevar por mí a un Mundo mejor que te retribuya bondad”.
Martes 05 de Noviembre del 2013. Sagrario 2:00
p.m.
Hijos amados de mi corazón!
Cuánto suplicio padezco cuando las almas se
van apagando. La búsqueda es mucha, más sin embargo los múltiples llamados no
se escuchan en muchas de ellas, porque no tienen luz. La luz viene a revestir
el alma, llenándola de gracia, fortaleciéndose en la Fe y la comunión con Dios.
Dios existe. En la plenitud de las almas que si reconocen mi voz llevan al
Mundo un augurio que se traduce en gestos nobles en obras de caridad que
inflaman su ser de alegría. Porque quien da es reconocido por mí y yo le otorgo
paz profunda en comunión conmigo. Esfuércense mucho por proclamas a un Dios
Vivo que viene a darles a ustedes respuestas a sus dudas. Al condolerse de
quien padece motiva a esas almas a seguir su ejemplo. Ese ejemplo de práctica
de la piedad conduce a muchas almas a mí. La piedad debe de ser atesorada. Las
almas que reflejan agonía necesitan de una voz amable que les ayude a mejorar.
Muchas de ellas se van apagando porque no conocen que vivo y moro en las almas
fieles a mí. Dedíquense a ofrecer misas por ellos. Quien lo hace se reviste de
mí. La tranquilidad, el gozo, la paz llega a esas almas cuando reconocen mi voz
a través de los muchos llamados que hago. Se necesita reforzar la Fe dando
sustento de la manera como ellas pierden la batalla. Los actos que conducen a
esas almas a la amargura porque no conocen a Dios hacen que ellas se pierdan
para siempre. Muchas de ellas necesitan que ustedes las traigan a mí. Es por
eso que les pido que se esfuercen mucho. No es posible dejarlos en el dolor ni
el suplicio. Si ustedes me son fieles deben demostrar que me conocen. Quien me
conoce sigue mi ejemplo. Aquel que dí dando entendimiento de que lo que hacen a
ellos me lo hacen a mí. Si ustedes dan favor a las almas y se conduelen de
ellas hacen que la esperanza vuelva a ellas. No prediquen que me conocen si
ustedes son tibios. Al tibio lo vomito de mi boca. Porque el ferviente da
muestras de un amor inconmensurable por todos, que no acaba, que es perdurable.
Quien así lo hace da las gracias por recibir de ellos una muestra amable. La
amabilidad se necesita en esas almas para que conozcan que la vida les di para
merecer una comunión conmigo que los hace partícipes de la salvedad. Hoy muchos
de ellos van dejando el camino seguro. Se necesita reforzar la Fe y solo se
hace si ustedes se esfuerzan en predicar con fervor. Cuando las almas se
abandonan en mí yo dirijo sus pasos con vehemencia. Hago justicia a su nombre y
les lleno de paz. La paz se necesita ahora que padecen tanto las almas. La
felicidad se encuentra solo si ustedes aprenden a vivir mi presencia en sus
vidas. Es tan grande la alegría que reciben que ya no querrán vivir en el
Mundo. Por eso pido a ustedes que reflejen con sus actos a un Dios Vivo que
viene a resarcir el dolor de muchas almas que viven oprimidas por Satanás. Esas
almas que padecen tanto son arrojadas a las garras de él porque nadie les
favorece.
No sufras alma mía! Estoy aquí para decirte
que te amo. Te di la vida que debe ser atesorada. Los múltiples llamados que
hago son para que sepas que la vida puede cambiar si te dejas llevar por mí a
un Mundo mejor que te retribuya bondad. La bondad que te ofrezco es tan grande
que tus sollozos se apagan, las lágrimas se secan y te doy la paz. Es el Amor
grande y majestuoso que te ofrezco. Ese Amor que viene de mí y nadie lo puede
otorgar. Porque el Amor que te ofrezco es puro y santo. Ese que retribuye al
alma que me sigue con fervor. No te dejes engañar por Satanás. El viene a
perderte y a apartarte de mi presencia. Esa presencia que se siente, se percibe
en cada acto generoso que te doy. Por eso te pido que vengas a mí. Haz a un
lado todo lo que te daña. El amor te lo doy y te lo ofrezco siempre. Ese amor
que buscas y yo te lo doy. Las ofensas hazlas a un lado. Perdona a quienes te
ofenden. No busques cosas vanas en el Mundo que no te ofrece nada bueno. La
victoria es mía, morí por ti y te dí la vida. Atesora todo lo que te ofrezco y hazte
dócil a mí comulgando a diario si es posible. Antes necesitas hacer un acto de reflexión
de tus ofensas. Asiste al sacramento de la reconciliación. Yo te escucho y te
revisto de mí. Todo lo perdono que no sea la muerte. Aquel que la quita con sus
actos perece por siempre. La unión de muchas almas favorece la comunión
conmigo. Por eso te pido: no guardes rencores. Te espero y te pido que ayudes
al prójimo. Amén
Jesús Misericordia Divina
Ángeles míos!
Hoy estoy aquí esperándolos. Abro los brazos y
los llevo en mi regazo. Cada alma necesita reconocer que la comunión con Dios
es aquella que refleja generosidad, humildad y sencillez. Aquel que se
vanagloria, que es ofensivo, que no permite que se conduzca su camino no
pertenece al Reino de Dios. Mi hijo amado debe ser reconocido en sus actos que
lleven luz y bondad al Mundo. La luz se manifiesta solo si permiten que el
Espíritu Santo les conduzca. Aquel que es fiel permite que Dios se manifieste
en él en sus obras. Dando caridad se percibe la bondad de Dios. Los amo.
Prepárense en Comunidades que reflejen que Dios Vive a través de la infusión
paráclita. Amén
Santa María del Corazón Inmaculado
Mateo 25
El juicio de las naciones
El juicio de las naciones
31 »Cuando el Hijo del hombre venga,
rodeado de esplendor y de todos sus ángeles, se sentará en su trono
glorioso. 32 La gente de todas las naciones se reunirá delante de él,
y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las
cabras.33 Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su
izquierda. 34 Y dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan
ustedes, los que han sido bendecidos por mi Padre; reciban el reino que está
preparado para ustedes desde que Dios hizo el mundo. 35 Pues tuve
hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve
como forastero, y me dieron alojamiento.36 Estuve sin ropa, y ustedes me
la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a
verme.” 37 Entonces los justos preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos
con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de
beber? 38 ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento,
o sin ropa, y te la dimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo o en la
cárcel, y fuimos a verte?” 40 El Rey les contestará: “Les aseguro que
todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo
lo hicieron.”
41 »Luego el Rey dirá a los que estén a
su izquierda: “Apártense de mí, los que merecieron la condenación; váyanse al
fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Pues tuve
hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de
beber; 43 anduve como forastero, y no me dieron alojamiento; sin
ropa, y no me la dieron; estuve enfermo, y en la cárcel, y no vinieron a
visitarme.” 44 Entonces ellos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te
vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo, o en
la cárcel, y no te ayudamos?” 45 El Rey les contestará: “Les aseguro
que todo lo que no hicieron por una de estas personas más humildes, tampoco por
mí lo hicieron.” 46 Ésos irán al castigo eterno, y los justos a la vida
eterna.»
Apocalipsis 3
15 Yo sé todo lo que haces. Sé que no
eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16 Pero como
eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. 17 Pues tú
dices que eres rico, que te ha ido muy bien y que no te hace falta nada; y no
te das cuenta de que eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y
desnudo. 18 Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado en el
fuego, para que seas realmente rico; y que de mí compres ropa blanca para
vestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y una medicina para que te la pongas
en los ojos y veas. 19 Yo reprendo y corrijo a todos los que amo. Por
lo tanto, sé fervoroso y vuélvete a Dios. 20 Mira, yo estoy llamando
a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y
cenaremos juntos. 21 A los que salgan vencedores les daré un lugar
conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su
trono. 22 ¡El que tiene oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias!”»
Salmos 27
El Señor es mi luz y mi salvación
27 (1b) El Señor es mi luz y mi
salvación,
¿de quién podré tener miedo?
El Señor defiende mi vida,
¿a quién habré de temer?
2 Los malvados, mis enemigos,
se juntan para atacarme y destruirme;
pero ellos son los que tropiezan y caen.
3 Aunque un ejército me rodee,
mi corazón no tendrá miedo;
aunque se preparen para atacarme,
yo permaneceré tranquilo.
¿de quién podré tener miedo?
El Señor defiende mi vida,
¿a quién habré de temer?
2 Los malvados, mis enemigos,
se juntan para atacarme y destruirme;
pero ellos son los que tropiezan y caen.
3 Aunque un ejército me rodee,
mi corazón no tendrá miedo;
aunque se preparen para atacarme,
yo permaneceré tranquilo.
4 Sólo una cosa he pedido al Señor,
sólo una cosa deseo:
estar en el templo del Señor
todos los días de mi vida,
para adorarlo en su templo
y contemplar su hermosura.
5 Cuando lleguen los días malos,
el Señor me dará abrigo en su templo;
bajo su sombra me protegerá.
¡Me pondrá a salvo sobre una roca!
6 Entonces podré levantar la cabeza
por encima de mis enemigos;
entonces podré ofrecer sacrificios en el templo,
y gritar de alegría, y cantar himnos al Señor.
sólo una cosa deseo:
estar en el templo del Señor
todos los días de mi vida,
para adorarlo en su templo
y contemplar su hermosura.
5 Cuando lleguen los días malos,
el Señor me dará abrigo en su templo;
bajo su sombra me protegerá.
¡Me pondrá a salvo sobre una roca!
6 Entonces podré levantar la cabeza
por encima de mis enemigos;
entonces podré ofrecer sacrificios en el templo,
y gritar de alegría, y cantar himnos al Señor.
7 A ti clamo, Señor: escúchame.
Ten compasión de mí, ¡respóndeme!
8 El corazón me dice:
«Busca la presencia del Señor.»
Y yo, Señor, busco tu presencia.
9 ¡No te escondas de mí!
¡No me rechaces con ira!
¡Mi única ayuda eres tú!
No me dejes solo y sin amparo,
pues tú eres mi Dios y salvador.
10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
tú, Señor, te harás cargo de mí.
Ten compasión de mí, ¡respóndeme!
8 El corazón me dice:
«Busca la presencia del Señor.»
Y yo, Señor, busco tu presencia.
9 ¡No te escondas de mí!
¡No me rechaces con ira!
¡Mi única ayuda eres tú!
No me dejes solo y sin amparo,
pues tú eres mi Dios y salvador.
10 Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
tú, Señor, te harás cargo de mí.
11 Señor, muéstrame tu camino;
guíame por el buen camino
a causa de mis enemigos;
12 no me entregues a su voluntad,
pues se han levantado contra mí
testigos falsos y violentos.
13 Pero yo estoy convencido
de que llegaré a ver la bondad del Señor
a lo largo de esta vida.
guíame por el buen camino
a causa de mis enemigos;
12 no me entregues a su voluntad,
pues se han levantado contra mí
testigos falsos y violentos.
13 Pero yo estoy convencido
de que llegaré a ver la bondad del Señor
a lo largo de esta vida.
14 ¡Ten confianza en el Señor!
¡Ten valor, no te desanimes!
¡Sí, ten confianza en el Señor!
¡Ten valor, no te desanimes!
¡Sí, ten confianza en el Señor!
Salmo 90
13 ¡Señor, vuélvete a nosotros!
¿Cuánto más tardarás?
¡Ten compasión de estos siervos tuyos!
14 Llénanos de tu amor al comenzar el día,
y alegres cantaremos toda nuestra vida.
15 Danos tantos años de alegría
como los años de aflicción que hemos tenido.
16 ¡Haz que tus siervos y sus descendientes
puedan ver tus obras y tu gloria!
¿Cuánto más tardarás?
¡Ten compasión de estos siervos tuyos!
14 Llénanos de tu amor al comenzar el día,
y alegres cantaremos toda nuestra vida.
15 Danos tantos años de alegría
como los años de aflicción que hemos tenido.
16 ¡Haz que tus siervos y sus descendientes
puedan ver tus obras y tu gloria!
17 Que la bondad del Señor, nuestro Dios,
esté sobre nosotros.
¡Afirma, Señor, nuestro trabajo!
¡Afirma, sí, nuestro trabajo!
esté sobre nosotros.
¡Afirma, Señor, nuestro trabajo!
¡Afirma, sí, nuestro trabajo!
Salmos 22
Grito de angustia y canto de alabanza
22 (2) Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?,
¿por qué no vienes a salvarme?,
¿por qué no atiendes a mis lamentos?
2 (3) Dios mío,
día y noche te llamo, y no respondes;
¡no hay descanso para mí!
¿por qué me has abandonado?,
¿por qué no vienes a salvarme?,
¿por qué no atiendes a mis lamentos?
2 (3) Dios mío,
día y noche te llamo, y no respondes;
¡no hay descanso para mí!
3 (4) Pero tú eres santo;
tú reinas, alabado por Israel.
4 (5) Nuestros padres confiaron en ti;
confiaron, y tú los libertaste;
5 (6) te pidieron ayuda, y les diste libertad;
confiaron en ti, y no los defraudaste.
tú reinas, alabado por Israel.
4 (5) Nuestros padres confiaron en ti;
confiaron, y tú los libertaste;
5 (6) te pidieron ayuda, y les diste libertad;
confiaron en ti, y no los defraudaste.
6 (7) Pero yo no soy un hombre, sino
un gusano;
¡soy el hazmerreír de la gente!
7 (8) Los que me ven, se burlan de mí;
me hacen muecas, mueven la cabeza
8 (9) y dicen:
«Éste confiaba en el Señor;
pues que el Señor lo libre.
Ya que tanto lo quiere, que lo salve.»
¡soy el hazmerreír de la gente!
7 (8) Los que me ven, se burlan de mí;
me hacen muecas, mueven la cabeza
8 (9) y dicen:
«Éste confiaba en el Señor;
pues que el Señor lo libre.
Ya que tanto lo quiere, que lo salve.»
9 (10) Y así es:
tú me hiciste nacer del vientre de mi madre;
en su pecho me hiciste descansar.
10 (11) Desde antes que yo naciera,
fui puesto bajo tu cuidado;
desde el vientre de mi madre,
mi Dios eres tú.
11 (12) No te alejes de mí,
pues estoy al borde de la angustia
y no tengo quien me ayude.
tú me hiciste nacer del vientre de mi madre;
en su pecho me hiciste descansar.
10 (11) Desde antes que yo naciera,
fui puesto bajo tu cuidado;
desde el vientre de mi madre,
mi Dios eres tú.
11 (12) No te alejes de mí,
pues estoy al borde de la angustia
y no tengo quien me ayude.
12 (13) Mis enemigos me han rodeado
como toros,
como bravos toros de Basán;
13 (14) rugen como leones feroces,
abren la boca y se lanzan contra mí.
14 (15) Soy como agua que se derrama;
mis huesos están dislocados.
Mi corazón es como cera
que se derrite dentro de mí.
15 (16) Tengo la boca seca como una teja;
tengo la lengua pegada al paladar.
¡Me has hundido hasta el polvo de la muerte!
16 (17) Como perros, una banda de malvados
me ha rodeado por completo;
me han desgarrado las manos y los pies.
17 (18) ¡Puedo contarme los huesos!
Mis enemigos no me quitan la vista de encima;
18 (19) se han repartido mi ropa entre sí,
y sobre ella echan suertes.
como bravos toros de Basán;
13 (14) rugen como leones feroces,
abren la boca y se lanzan contra mí.
14 (15) Soy como agua que se derrama;
mis huesos están dislocados.
Mi corazón es como cera
que se derrite dentro de mí.
15 (16) Tengo la boca seca como una teja;
tengo la lengua pegada al paladar.
¡Me has hundido hasta el polvo de la muerte!
16 (17) Como perros, una banda de malvados
me ha rodeado por completo;
me han desgarrado las manos y los pies.
17 (18) ¡Puedo contarme los huesos!
Mis enemigos no me quitan la vista de encima;
18 (19) se han repartido mi ropa entre sí,
y sobre ella echan suertes.
19 (20) Pero tú, Señor, que eres mi
fuerza,
¡no te alejes!, ¡ven pronto en mi ayuda!
20 (21) Líbrame de morir a filo de espada,
no dejes que me maten esos perros,
21 (22) sálvame de la boca de esos leones,
¡defiéndeme de los cuernos de esos toros!
¡no te alejes!, ¡ven pronto en mi ayuda!
20 (21) Líbrame de morir a filo de espada,
no dejes que me maten esos perros,
21 (22) sálvame de la boca de esos leones,
¡defiéndeme de los cuernos de esos toros!
22 (23) Yo hablaré de ti a mis
hermanos,
te alabaré en sus reuniones.
23 (24) Ustedes, los que honran al Señor, ¡alábenlo!
¡Glorifíquenlo todos los descendientes de Jacob!
¡Adórenlo todos los descendientes de Israel!
24 (25) Pues él no desprecia ni pasa por alto
el sufrimiento de los pobres,
ni se esconde de ellos.
¡Él los oye cuando le piden ayuda!
25 (26) En presencia de tu pueblo numeroso
alabaré tu fidelidad;
delante de los que te honran
te cumpliré mis promesas.
te alabaré en sus reuniones.
23 (24) Ustedes, los que honran al Señor, ¡alábenlo!
¡Glorifíquenlo todos los descendientes de Jacob!
¡Adórenlo todos los descendientes de Israel!
24 (25) Pues él no desprecia ni pasa por alto
el sufrimiento de los pobres,
ni se esconde de ellos.
¡Él los oye cuando le piden ayuda!
25 (26) En presencia de tu pueblo numeroso
alabaré tu fidelidad;
delante de los que te honran
te cumpliré mis promesas.
26 (27) Coman, ustedes los
oprimidos,
hasta que estén satisfechos;
alaben al Señor, ustedes que lo buscan,
y vivan muchos años.
27 (28) Razas y naciones todas,
gente de todos los rincones de la tierra:
acuérdense del Señor, y vengan a él;
¡arrodíllense delante de él!
28 (29) Porque el Señor es el Rey,
y él gobierna las naciones.
29 (30) Inclínense y adórenlo sólo a él
todos los que viven en abundancia,
todos los que han de volver al polvo,
pues en sí mismos no tienen vida.
hasta que estén satisfechos;
alaben al Señor, ustedes que lo buscan,
y vivan muchos años.
27 (28) Razas y naciones todas,
gente de todos los rincones de la tierra:
acuérdense del Señor, y vengan a él;
¡arrodíllense delante de él!
28 (29) Porque el Señor es el Rey,
y él gobierna las naciones.
29 (30) Inclínense y adórenlo sólo a él
todos los que viven en abundancia,
todos los que han de volver al polvo,
pues en sí mismos no tienen vida.
30 (31) Mis descendientes adorarán
al Señor
y hablarán de él toda la vida;
31 (32) a los que nazcan después, les contarán
de su justicia y de sus obras.
y hablarán de él toda la vida;
31 (32) a los que nazcan después, les contarán
de su justicia y de sus obras.
Genesis 28
15 Yo estoy contigo; voy a cuidarte por
dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No voy a abandonarte sin
cumplir lo que te he prometido.»
Deuteronomio 31
8 El Señor mismo irá delante de ti, y
estará contigo; no te abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas
miedo ni te acobardes.»
Salmo 9
10 (11) Señor,
los que te conocen, confían en ti,
pues nunca abandonas a quienes te buscan.
los que te conocen, confían en ti,
pues nunca abandonas a quienes te buscan.
Éxodo 33
14 —Yo mismo te acompañaré y te haré
descansar —dijo el Señor.
1 Timoteo 6
11 Pero tú, hombre de Dios, huye de todo
esto. Lleva una vida de rectitud, de piedad, de fe, de amor, de fortaleza en el
sufrimiento y de humildad de corazón. 12 Pelea la buena batalla de la
fe; no dejes escapar la vida eterna, pues para eso te llamó Dios y por eso
hiciste una buena declaración de tu fe delante de muchos
testigos. 13 Ahora, delante de Dios, que da vida a todo lo que
existe, y delante de Jesucristo, que también hizo una buena declaración y dio
testimonio ante Poncio Pilato, te mando14 que obedezcas lo que te ordeno,
manteniendo una conducta pura e irreprensible hasta la venida gloriosa de
nuestro Señor Jesucristo.
1 Corintios 15
51 Pero quiero que conozcan el designio
secreto de Dios: No todos moriremos, pero todos seremos
transformados 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, cuando
suene el último toque de trompeta. Porque sonará la trompeta, y los muertos
serán resucitados para no volver a morir. Y nosotros seremos
transformados. 53 Pues nuestra naturaleza corruptible se revestirá de
lo incorruptible, y nuestro cuerpo mortal se revestirá de inmortalidad. 54 Y
cuando nuestra naturaleza corruptible se haya revestido de lo incorruptible, y
cuando nuestro cuerpo mortal se haya revestido de inmortalidad, se cumplirá lo
que dice la Escritura: «La muerte ha sido devorada por la victoria. 55 ¿Dónde
está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón?» 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el pecado ejerce
su poder por la ley. 57 ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo!
58 Por lo tanto, mis queridos hermanos,
sigan firmes y constantes, trabajando siempre más y más en la obra del Señor;
porque ustedes saben que no es en vano el trabajo que hacen en unión con el
Señor.
✤ ✤ ✤ Dominus es vivus ♥