“Vengan a mí todos los que están cansados que yo los haré descansar. Revístanse de fortaleza, tomen las armas que son la oración, la penitencia, la comunión, el ayuno y todas las obras de caridad que puedan realizar. Dediquen tiempo a asistir a misa y no olviden que yo los espero siempre”.
Profecías, Decretos, Preceptos y Conjeturas
dictados por la Santísima Virgen, Jesús y Dios Omnipotente Uno y Trino a mi
alma mexicana.
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Viernes 22 de Noviembre del 2013. Santísimo y Santa Misa 5:00 p.m.
Hijos amados de mi corazón!
Mis
hijos amorosos, los espero siempre en mis brazos paternales. Aquel que es buen
hijo se esfuerza por promover la paz. Hoy en día se necesita que se esfuercen
mucho para dar testimonio de su vida. Quien se hace dócil a mí se reviste de
santidad. La santidad se merece, se persigue. Ella viene a purificar a cada
alma y a permitirle vivir de acuerdo a mis designios. Para eso es indispensable
promover la paz entre hermanos. Hoy el Mundo sufre divisiones a causa de la
rivalidad que debilita la comunión conmigo. Esa comunión debe estar revestida
de acciones nobles que permitan dar entendimiento de que la bondad de Dios está
en ustedes. Busquen siempre una vida llena de mi presencia. Quien permite que
yo more en él yo lo tomo y lo transformo de tal manera que las vicisitudes de
la vida se conviertan en esperanza. Esa esperanza que permite vislumbrar un
Mundo mejor. Más sin embargo hoy quiero reconocer que la disposición de cada
alma es aquella que debilita al mal, ese que se arraiga en el alma y que perece
cuando permiten que yo los guie. No es fácil un cambio radical. Se necesita
dedicación y entrega a mí. Para eso deben implorar día y noche para que las cosas
cambien. El tiempo les dirá que el esfuerzo no es vano. Hay almas que han
cambiado su manera de vivir dejando todo aquello que no le conviene.
El Mundo pierde al alma. Las dificultades de
la vida hacen que su corazón sufra, pero cuando ustedes aprenden a comprender
que quien es fiel por amor soporta todo yo los tomo y les permito que el dolor
se vaya. Porque quien entrega su suplicio por conmiserarse de otras almas
recibe la gratificación de ellas. Aprender a valorar la vida es la misión de
cada alma. Quien se dedica a ofrecer su dolor en reparación de las almas ha
comprendido mi Misión Salvífica. Yo padecí mucho por mis hijos que me
abandonaron. El dolor profundo que sufrí fue para rescatar a las almas de la
muerte. Di mi vida por ellos y es así como logré devolver al Mundo la alegría
de vivir eternamente. Quien aprende a vivir y se entrega con amor aprecia la
vida de otra manera. Conmiserarse de las almas es bien gratificado por mí.
Cuando ustedes vayan a ofrecer su dolor pídanme así: “Dulce Jesús te ofrezco mi
dolor que padezco uniéndolo a los méritos de tu Pasión Dolorosa por medio del
Corazón Inmaculado de tu dulce y santa Madre en reparación de nuestros pecados,
por la salvedad de las almas y por los que sufren. Amén” Cuando ustedes hacen
esto han comprendido su misión terrenal: unirse a mí por amor en beneficio de
las almas, conmiserarse de ellas y llenándose de luz. La luz que les otorgo son
las enseñanzas que doy a través de mi palabra. Mi palabra es real, viva y
eficaz. Quien aprende a discernir la manera cómo yo quiero que se conduzcan da
testimonio de una vida justa, llena de gracia y paz duradera. La paz se
consigue cuando ustedes aprenden a ser fieles a mí. Quien se reviste de mi
presencia es llenada de luz abundante. Apremiante es decirles que es necesario
que ustedes se encuentren decididos a hacer un cambio total de vida. Para eso
se necesitan renuncias y mucho esfuerzo. Quien alcanza a comprender su misión
terrenal recibe de mí mi presencia viva y manifiesta. Esa que se les da a las almas
nobles que se esfuerzan mucho por proclamar la verdad que soy yo.
Vengan a mí todos los que están cansados que yo los haré descansar.
Revístanse de fortaleza, tomen las armas que son la oración, la penitencia, la
comunión, el ayuno y todas las obras de caridad que puedan realizar. Dediquen
tiempo a asistir a misa y no olviden que yo los espero siempre. Necesito de
almas reparadoras que vengan a mí y supliquen por el Mundo que vive hoy en día pereza, olvido y abandono
total a mí. Por lo tanto dediquen tiempo a su misión terrenal porque esta vida
es el paso a la eternidad. Quien se conduele del pobre, del necesitado hace que
mi corazón se alegre. Den testimonio con su vida de la generosidad que llevan
dentro. Los amo. Estén preparados, vengo pronto. Amén
Jesús Misericordia Divina
Ángeles míos!
Cuando ustedes se revisten de santidad se
parecen a la flor de primavera, florece y florece y da mucho fruto. La abundancia de gracias de un alma noble
ayuda a que muchas otras almas reconozcan que Dios Vive. Anhelen siempre vivir
de acuerdo a las enseñanzas que se les dieron. Ofrézcanse a diario por las
almas que necesitan conocer a Dios. Los amo. Amén
Santa María del Corazón Inmaculado
Salmo 34
Alabanzas a la bondad del Señor
34 (2) Bendeciré al Señor a todas
horas;
mis labios siempre lo alabarán.
2 (3) Yo me siento orgulloso del Señor;
¡óiganlo y alégrense, hombres humildes!
3 (4) Alabemos juntos y a una voz
la grandeza del nombre del Señor.
mis labios siempre lo alabarán.
2 (3) Yo me siento orgulloso del Señor;
¡óiganlo y alégrense, hombres humildes!
3 (4) Alabemos juntos y a una voz
la grandeza del nombre del Señor.
4 (5) Recurrí al Señor, y él me
contestó,
y me libró de todos mis temores.
5 (6) Los que miran al Señor
quedan radiantes de alegría
y jamás se verán defraudados.
6 (7) Este pobre gritó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
7 (8) El ángel del Señor protege y salva
a los que honran al Señor.
8 (9) Prueben, y vean que el Señor es bueno.
¡Feliz el hombre que en él confía!
9 (10) Honren al Señor, los consagrados a él,
pues nada faltará a los que lo honran.
10 (11) Los ricos se vuelven pobres, y sufren hambre,
pero a los que buscan al Señor nunca les faltará ningún bien.
y me libró de todos mis temores.
5 (6) Los que miran al Señor
quedan radiantes de alegría
y jamás se verán defraudados.
6 (7) Este pobre gritó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
7 (8) El ángel del Señor protege y salva
a los que honran al Señor.
8 (9) Prueben, y vean que el Señor es bueno.
¡Feliz el hombre que en él confía!
9 (10) Honren al Señor, los consagrados a él,
pues nada faltará a los que lo honran.
10 (11) Los ricos se vuelven pobres, y sufren hambre,
pero a los que buscan al Señor nunca les faltará ningún bien.
11 (12) Vengan, hijos míos, y
escúchenme:
voy a enseñarles a honrar al Señor.
12 (13) ¿Quieres vivir mucho tiempo?
¿Quieres gozar de la vida?
13 (14) Pues refrena tu lengua de hablar mal,
y nunca digan mentiras tus labios.
14 (15) Aléjate de la maldad, y haz lo bueno;
busca la paz, y síguela.
voy a enseñarles a honrar al Señor.
12 (13) ¿Quieres vivir mucho tiempo?
¿Quieres gozar de la vida?
13 (14) Pues refrena tu lengua de hablar mal,
y nunca digan mentiras tus labios.
14 (15) Aléjate de la maldad, y haz lo bueno;
busca la paz, y síguela.
15 (16) El Señor cuida de los
hombres honrados
y presta oído a sus clamores.
16 (17) El Señor está en contra de los malhechores,
para borrar de la tierra su recuerdo.
17 (18) El Señor atiende al clamor del hombre honrado,
y lo libra de todas sus angustias.
18 (19) El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos
y han perdido la esperanza.
y presta oído a sus clamores.
16 (17) El Señor está en contra de los malhechores,
para borrar de la tierra su recuerdo.
17 (18) El Señor atiende al clamor del hombre honrado,
y lo libra de todas sus angustias.
18 (19) El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos
y han perdido la esperanza.
19 (20) El hombre honrado pasa por
muchos males,
pero el Señor lo libra de todos ellos.
20 (21) Él le protege todos los huesos;
ni uno solo le romperán.
21 (22) A los malvados los mata su propia maldad;
los que odian al hombre honrado serán castigados.
22 (23) Pero el Señor salva la vida a sus siervos;
¡no serán castigados los que en él confían!
pero el Señor lo libra de todos ellos.
20 (21) Él le protege todos los huesos;
ni uno solo le romperán.
21 (22) A los malvados los mata su propia maldad;
los que odian al hombre honrado serán castigados.
22 (23) Pero el Señor salva la vida a sus siervos;
¡no serán castigados los que en él confían!
Romanos 15
13 Que Dios, que da esperanza, los llene
de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza
por el poder del Espíritu Santo.
1 Corintios 13
4 Tener amor es saber soportar; es ser
bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, 5 ni
grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; 6 es no
alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. 7 Tener amor es
sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.
1 Timoteo 6
11 Pero tú, hombre de Dios, huye de todo
esto. Lleva una vida de rectitud, de piedad, de fe, de amor, de fortaleza en el
sufrimiento y de humildad de corazón. 12 Pelea la buena batalla de la
fe; no dejes escapar la vida eterna, pues para eso te llamó Dios y por eso
hiciste una buena declaración de tu fe delante de muchos testigos.
Mateo 11
Sólo el Hijo sabe quién es el Padre
25 En aquel tiempo, Jesús dijo: «Te
alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los
sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. 26 Sí,
Padre, porque así lo has querido.
27 »Mi Padre me ha entregado todas las
cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente
al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. 28 Vengan
a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré
descansar. 29 Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que
soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso. 30 Porque
el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.»
✤ ✤ ✤ Dominus es vivus ♥