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Mensaje del Sábado 08 de Agosto del 2020


“Yo vivo y amo a mis hijos y quiero que conozcas que este amor que te doy es para que sanes tu vida.”

Sábado 08 de Agosto del 2020            7:00 p.m.

¡Hijos queridos de mi corazón!
El alma que se anega en mí recibe bendición constante. Esta palabra te da a entender que te sumerjas en mi presencia y que yo haré de ti un alma buena, noble y generosa.
El dolor es parte de la vida, sin embargo, hoy te digo que veo lo que sufres y padeces y que necesito que conozcas que todo el dolor lo sano yo. Yo he venido al Mundo a sanar a mis hijos. La salud depende de cada quien y esto es porque si tú me niegas u obras con mal el pecado viene a ti y te hace partícipe de una falta de salud debido a que el enemigo se aprovecha de ti. Yo soy salud, soy vida y quien viene a mí se sana de todo.
Yo he venido a ti y quiero que conozcas que necesito que no te olvides de mí. La omisión a mí hace que las almas pequen, al pecar van perdiendo la fe y entonces viene la enfermedad. Yo dije varias veces que por la fe se sana y puse varios ejemplos, hoy te digo que el leproso se sanó por fe, que los demonios fueron expulsados al reconocerme a mí como Dios. Yo vivo y amo a mis hijos y quiero que conozcas que este amor que te doy es para que sanes tu vida. Sana alma mía y vive una vida mejor. Te amo alma mía. Amén
Jesús Misericordia Divina


Dominus es vivus.  
Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis.


Salmo 103:1-5
Bendeciré al Señor con toda mi alma;
bendeciré con todo mi ser su santo nombre.
Bendeciré al Señor con toda mi alma;
no olvidaré ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas mis maldades,
quien sana todas mis enfermedades,
quien libra mi vida del sepulcro,
quien me colma de amor y ternura,
quien me satisface con todo lo mejor
y me rejuvenece como un águila.

2 Corintios 1:3-4
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.

Isaías 53:4
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores

Santiago 5:16
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.

Marcos 5:34
Jesús le dijo:
—Hija, por tu fe has sido sanada. Vete tranquila y curada ya de tu enfermedad.

Mateo 8:1-3
Cuando Jesús bajó del monte, mucha gente lo siguió.  En esto se le acercó un hombre enfermo de lepra, el cual se puso de rodillas delante de él y le dijo:
—Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
Jesús lo tocó con la mano, y dijo:
—Quiero. ¡Queda limpio!
Al momento, el leproso quedó limpio de su enfermedad.

Lucas 4:41
 De muchos enfermos también salieron demonios, que gritaban:
—¡Tú eres el Hijo de Dios!
Pero Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.

Mateo 22:37-40
 Jesús le dijo:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.”  Éste es el más importante y el primero de los mandamientos.  Pero hay un segundo, parecido a éste; dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”  En estos dos mandamientos se basan toda la ley y los profetas.



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