“La fe se
pierde en las almas consagradas. El influjo en muchas de ellas es muy grande
porque no sabe pedir discernimiento al Espíritu Santo para que dirija sus pasos”
Jueves 27 de Mayo del 2021. 6:15 p.m. Sagrario
Fiesta de Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote.
¡Amados míos!
Hoy quiero que sepan que el sacerdocio es
aquel que con vehemencia ayuda a que me conozcan mis hijos. Cada alma que se
consagra al servicio mío y abraza el sacerdocio ayuda a que mis hijos conozcan
a profundidad acerca de las enseñanzas que di cuando vivía en la Tierra. Ellos
consagran el pan y el vino invocando a mi Padre amoroso y es a través de esa Transubstanciación
cuando se lleva a cabo este misterio tan grande donde se transforman en mi
Cuerpo y mi Sangre. Este misterio que dejé a mis hijos se llevó a cabo por
primera vez en la Cena Pascual que tuve con mis apóstoles antes de que me
arrestaran y me llevaran a crucificar. Cada sacerdote debe saber que para
servirme es necesario ungirse y suplicar a mi Espíritu Santo que los dirija
para que puedan dar testimonio de mí con la sabiduría que les doy, sin embargo,
hoy en día existen muchos de ellos que han olvidado la importancia de hacerlo. El
sacerdocio implica un compromiso muy grande conmigo. El servicio que me dan
debe ser siempre fervoroso y lleno de alegría. Cuando la tibieza llega esas
almas pierden la fe y olvidan que estoy presente en cada misa de manera viva.
Cada alma que viene a mí debe comprender este misterio tan grande que dejé por
amor al Mundo para que se alimentaran de mí y se salvaran mis hijos. Es preciso
dar conocimiento de cuánto dolor hay en mí porque el sacerdocio que dejé ahora
no corresponde a lo que existe, con esto quiero decir que las almas tibias no
sirven a mi reino, que han olvidado que mi corazón sufre y necesito de ellos.
Para poder llegar a mis hijos necesito de
almas consagradas que correspondan a mi llamado. ¡Cuántas almas llamo para que
me sirvan y se olvidan de mí! Es preciso que conozcan que este corazón mío late
con fuerza por mis hijos que amo. Necesito que me honren y que no olviden el
sacrificio salvífico que hice por amor a todos para que tuvieran salvación.
Hoy hago un llamado a todos mis hijos para que
se unan en oración y pidan por los sacerdotes, ellos necesitan de las plegarias
suyas. La tibieza que hay en sus almas hace que mi corazón sufra. Hoy existen
pocos sacerdotes fieles, muchos de ellos participan en el Mundo y se olvidan de
mí, otros más pierden a mis ovejas que les he dado a cuidar. Hay algunos más
que son soberbios y se creen más que yo, esas almas no me sirven porque yo he
dicho que a los soberbios los vomito. Otros más han caído en el pecado más
grave de la concupiscencia. ¡Qué dolor tengo en mi corazón porque la apostasía
está presente! Lo que no saben es que yo me doy cuenta de todo lo que hacen,
todo lo que piensan y todo lo que sienten. Cada paso que dan yo lo veo y yo les
pediré cuenta de sus actos.
El fervor es indispensable para servirme, sin
son tibios no pueden hacerlo. Para eso es necesario que renuncien al Mundo,
vivan en castidad, con prudencia y modestia se conduzcan. La humildad debe
estar presente y sobre todo la lealtad a mí obedeciendo siempre. Hoy hago un
llamado para que me ayuden e imploren por ellos. La fe se pierde en las almas
consagradas. El influjo en muchas de ellas es muy grande porque no sabe pedir
discernimiento al Espíritu Santo para que dirija sus pasos. Es imperioso dar
sentido a la fidelidad que me demuestran demostrándolo con sus actos. No se
olviden de mí. Recuerden que vengo pronto y juzgaré a vivos y muertos conforme
a lo que hayan hecho. Los amo y los abrazo con amor. Amén
Jesús Misericordia Divina
Apocalipsis 22
12 «Sí,
vengo pronto, y traigo el premio que voy a dar a cada uno conforme a lo que
haya hecho. 13 Yo soy el alfa y la omega, el
primero y el último, el principio y el fin.»
14 Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la
vida y poder entrar por las puertas de la ciudad.
✤ ✤ ✤ Dominus es vivus.
Gloria in excelsis Deo et in terra pax
hominibus bonae voluntatis.
“Yo me llamo Laura Josefina y mis apellidos
son Salazar Tovar. Doy sustento de que los Legajos que recibo por obediencia
son sustentados a través de la Infusión Paráclita que poseo y en obediencia
también hago saber que me instruye el Padre Fernando Arrieta Fuentes,
perteneciente a la Diócesis de Cuernavaca, Morelos, México en donde vivo y que
sus estudios demuestran la legitimidad de ellos. Quedo en sus manos si surge
alguna duda de mí y les ruego que no se olviden de mí. Los amo hermanos y
amigos en Cristo.”
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