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“Amo a cada uno porque todos son mis hijos, pero quiero dar testimonio de que el Mundo pierde la batalla ya que muchas almas se pierden.”


 

“Amo a cada uno porque todos son mis hijos, pero quiero dar testimonio de que el Mundo pierde la batalla ya que muchas almas se pierden.”

Domingo 12 de Diciembre del 2021.                                    12:15 p.m.

Solemnidad, Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América.

 

¡Almitas pequeñitas y muy amadas por mí!

Hoy es necesario dar a conocer que el dolor que tiene mi corazón es muy grande. Amo a cada uno porque todos son mis hijos, pero quiero dar testimonio de que el Mundo pierde la batalla ya que muchas almas se pierden. La perdición del Mundo es muy grande ya que hay almas que pierden la importancia de amar, de dar a conocer a mi Hijo amado y de seguir sus pasos.

Dios ama a cada uno y necesita que reconozcan que nada se puede sin él. Dios ama y espera que cada uno comprenda que debe volver a él. Yo amo a mis hijos y espero que cada uno reconozca el amor que da mi Hijo amado. Por eso pido que comprendan que un alma que no tiene fe se pierde y por tanto cuando muere no va al cielo. El cielo espera de cada uno su salvación.

Hoy las almas pecan y lo hacen sin importar que Dios ve todo lo que hacen. La perdición del Mundo es tan grande que nuestros corazones sufren muchísimo. Dime tú alma pequeña ¿Por qué vives triste? ¿No quieres tener vida? ¿No deseas salvarte? Pues piensa que para alcanzar estas gracias tienes que amar a Dios y por tanto a los demás. Ama y busca a mi Hijo amado. Él te ama y quiere que tu corrijas tu camino y aprendas a vivir unido a él. Quien lo hace sabe que la paz que da es única. Sálvate, para hacerlo necesitas de mí, de mi guía maternal y la comunión con Dios. Déjate iluminar por mí y olvida todo dolor. El dolor puede apagarse si tú haces la voluntad de mi Hijo. Ámalo y no te olvides que nadie puede vivir sin él. Él es vida.

Te amo. Yo soy la Virgen de Guadalupe que te pide que honres a mi Hijo y permitas mi guía. Amén

Virgen de Guadalupe

 

 

Yo soy la madre del amor. Vengan a mí los que me aman.

Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 24, 23-31

Yo soy como una vid de fragantes hojas y mis flores son producto de gloria y de riqueza. Yo soy la madre del amor, del temor, del conocimiento y de la santa esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad, toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis frutos. Porque mis palabras son más dulces que la miel y mi heredad, mejor que los panales.

Los que me coman seguirán teniendo hambre de mí, los que me beban seguirán teniendo sed de mí; los que me escuchan no tendrán de qué avergonzarse y los que se dejan guiar por mí no pecarán. Los que me honran tendrán una vida eterna.

 

 

Dominus es vivus.  

 Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis.